7/04/2020

Enrique V: El Héroe De Agincourt Y El Sueño Roto De Unir Las Coronas De Inglaterra Y Francia



Entrada extraida del libro Los Plantagenet
Enrique de Monmouth nació en el castillo del mismo nombre el 17 de septiembre de 1387. Era hijo de Enrique Bolingbroke y de Mary de Bohun. En principio su rama familiar no estaba destinada a reinar en Inglaterra, ya que eran descendientes del tercer hijo de Eduardo III (Juan de Gante) y cuando nuestro protagonista nació el trono lo ocupaba Ricardo II, nieto del primogénito de Eduardo III (Eduardo de Woodstock), cuyo segundo hijo (Lionel de Amberes) también vivía y tenía descendencia.
[49D88AAD-9EE2-4E5F-AD0A-4A6BC2A2507BLos hijos de Eduardo III
Pero en 1399, tras una serie de acontecimientos narrados en la entrada dedicada a Enrique Bolingbroke, este depuso a su primo Ricardo II y subió al trono como Enrique IV, el primer monarca de la rama de los Lancaster de la dinastía Plantagenet.
Enrique de Monmouth se convertía así, de repente, en heredero al trono y príncipe de Gales. En 1406 Enrique IV hizo una sorprendente petición en el Parlamento: solicitó el nombramiento de un consejo permanente que le ayudara en la tarea de dirigir el país. Ese año se habían producido los primeros problemas de salud del rey.
En ese momento empezó a emerger la figura del príncipe de Gales. A sus diecinueve años ya se había distinguido en campañas contra el caudillo galés Owain Glyndwr (que también tiene su entrada en el blog),  en las que resultó herido y se llevó como recuerdo de la batalla una cicatriz que le acompañaría toda la vida. Además tenía otra gran ventaja: a él no le afectaban las acusaciones de usurpador del trono que su padre debía soportar. Lleno de ideas sobre cómo dirigir el país y con ganas de asumir más protagonismo, formó parte de un consejo de nueve personas designadas para realizar una completa reforma del delicado tema de las finanzas del reino.
Aunque en general la relación entre padre e hijo había sido buena, era inevitable que, a medida que este crecía y trataba de imponer sus criterios se produjeran diferencias entre uno y otro en materia religiosa (estaba en apogeo la herejía lolarda) y en la guerra con Francia.
En 1412 se produjo un hecho significativo. El príncipe fue acusado de haberse apropiado de unos fondos destinados a la guarnición de Calais. Decidido a defenderse, viajó a Londres acompañado de su guardia pretoriana de jóvenes nobles y de multitud de seguidores. Llegó a Westminster, donde la entrevista con su padre, que se prometía tormentosa, terminó con el príncipe reiterando su lealtad al rey y con padre e hijo reconciliados.
3A1785E8-4AF1-4720-BA74-B51782F65E49 Enrique IV
Las diferencias entre ambos probablemente habrían seguido yendo a más si no hubiese sido porque el estado de salud del rey empeoraba a pasos agigantados. Murió el 20 de marzo de 1413.
La subida al trono supuso para Enrique de Monmouth algo más que lucir una corona y pasar a llamarse Enrique V. Durante los últimos años del reinado de su padre había llamado la atención por su conducta disoluta, pero tras subir al trono se produjo una transformación radical en su comportamiento. La causa de esta hay que buscarla en el cambio que suponía asistir impotente al freno que su padre ponía a todas sus ideas e iniciativas de gobierno a verse de la noche a la mañana en disposición de llevarlas a cabo sin un poder superior que se le opusiera.
A sus veinticuatro años era un líder natural en el gobierno y en el campo de batalla, estaba dotado de la vitalidad del primer Plantagenet y la fuerza y atractivo físico de alguno de sus más ilustres predecesores. Su gobierno fue firme sin ser tiránico, era un administrador competente, promovía importantes recaudaciones de impuestos pero sin malgastar el dinero público y mantuvo buenas relaciones tanto con los nobles como con el Parlamento.
Enrique V puso sus ojos en el que era su gran objetivo: la tregua firmada por Ricardo II con Francia finalizaba en mayo de 1415 y el rey estaba decidido a retomar las pretensiones familiares al trono de Francia iniciadas por su bisabuelo Eduardo III. Envió mensajeros a Carlos VI de Francia reclamando su derecho a ser reconocido como heredero de la Corona francesa o, al menos, que le fuesen devueltas las históricas posesiones familiares de los Plantagenet reconocidas a los reyes ingleses en el tratado de Bretigny (1360) en el sur y el oeste francés, volviendo a reclamar el título de duque de Normandía. También solicitaba la mano de la hija del rey, Catalina de Valois, que debería venir acompañada con una generosísima dote nupcial.
En marzo de 1415, el delfín (heredero de la Corona francesa) envió un mensaje a Enrique V en el que, además de mofarse de su juventud, le decía que difícilmente podía aspirar a la Corona francesa cuando ni siquiera era el legítimo rey de Inglaterra. Era una poco disimulada declaración de guerra.
Enrique V partió de Southampton y puso pie en Francia el 14 de agosto de 1415. Su primer objetivo era hacerse con el histórico ducado de Normandía, perdido en su día por Juan Sin Tierra, y empezó poniendo sitio a Harfleur, pero le llevó más de un mes tomar la ciudad, mientras la pestilencia de las cercanas marismas hacía mella en su ejército, que se vio diezmado. Enrique tuvo que cambiar su plan de lanzarse a la invasión de Normandía, envió a los enfermos y heridos a casa y se dirigió hacia Calais.
En principio se trataba de un viaje que debería llevar unos ocho días. Pero los franceses habían destruido todos los puentes y vados para atravesar el caudaloso río Somme, por lo que los ingleses debieron dar un largo rodeo que implicaba recorrer el doble de la distancia inicialmente prevista, lo que les llevaría también idéntica cantidad de tiempo. A pesar de haber recibido algunos refuerzos, el ejército inglés se vio reducido de los alrededor de diez mil hombres que lo formaban inicialmente a algo menos de siete mil soldados, débiles, hambrientos, enfermos y agotados por las largas marchas a los que eran sometidos para llegar a Calais antes de ser alcanzados por el ejército que los franceses habían enviado en su búsqueda. Pero fue inútil. El 19 de octubre, el último de los ingleses logró cruzar el Somme. El ejército francés ya se encontraba al otro lado del río y se interponía en su camino a Calais.
A2F1C78E-E68C-4129-98CA-9C59A9E67200 Batalla de Agincourt
Enrique V se dio cuenta de que no le iba a ser posible llegar y se dispuso a presentar resistencia en el lugar desde el que mejor podía aprovechar la orografía para presentar batalla. Este lugar se llamaba Agincourt y allí se encontraron el 25 de octubre de 1415 el agotado, enfermo y hambriento ejército inglés de siete mil hombres con un descansado y bien alimentado ejército francés de más de veinte mil soldados, la flor y nata de la aristocracia, la caballería y la infantería francesa. Los arqueros ingleses volvieron a destrozar al ejército francés, ganándose definitivamente la fama de ser el más odiado enemigo de los franceses.
Tras una larga e intensa batalla se impusieron los ingleses, que sufrieron menos de mil bajas. En el lado francés murieron más de doce mil hombres, pero estas pérdidas no solo resultarían letales en los años siguientes por su número, sino por la calidad de las mismas, ya que entre los fallecidos había tres duques, cinco condes, más de noventa barones y unos dos mil caballeros.
Después de la aplastante victoria en Agincourt, Enrique V retomó las negociaciones en una posición ventajosa. Pero, a pesar de la mediación del emperador Segismundo, el diálogo con Francia era complicado, con el rey mentalmente enfermo y el delfín tan obsesionado con vengar la humillación padecida en el campo de batalla, que procedió a bloquear el acceso inglés más allá de lo conquistado. Pese a todo, en 1416 las fuerzas navales inglesas consiguieron derrotar a los barcos franceses y rompieron el bloqueo marítimo.
Enrique pidió y obtuvo del Parlamento, en octubre de 1416, un impuesto para retomar la campaña en Francia. Desembarcó nuevamente en agosto de 1417 y fue apropiándose de toda Normandía y tomando ciudades importantes como Caén (septiembre de 1417), la ciudad natal de Guillermo el Conquistador, Falaise, (1418) y finalmente la capital, Ruán, que resistió el sitio seis meses antes de caer (enero de 1419). El inglés recuperó así toda Normandía y dejó claro que había vuelto a Francia para quedarse y que no había fuerza francesa que pudiera oponerse a su ejército. Empezó a distribuir tierras en Normandía entre sus seguidores.
245px-catherine_of_france Catalina de Valois
Se abrieron negociaciones entre Enrique V y el rey francés Carlos VI, al que acompañaban su hijo, el delfín, y el duque de Borgoña, que intervino como mediador entre las partes. Se retomó el proyecto de casar a Enrique V con la hija del rey Carlos VI, Catalina de Valois, y designar a ambos como herederos del rey francés y regentes en su nombre debido a su incapacidad. El hecho de que el duque de Borgoña fuese asesinado cuando se encontraba en misión en la corte del delfín hizo que las sospechas recayeran sobre este y allanó el camino de Enrique V, que se plantó sin oposición a las puertas de París y reclamó la corona francesa.
Tras arduas negociaciones, en la primavera de 1420 se firmó el Tratado de Troyes por el que se reconocía a Enrique V como heredero al trono francés y se acordó sumatrimonio con Catalina de Valois. En diciembre del mismo año la pareja entró triunfalmente en París, el Parlamento francés ratificó el Tratado de Troyes y apartó al delfín de la sucesión al trono por su incapacidad para responder satisfactoriamente de los cargos relativos a la muerte del duque de Borgoña. De esa forma, a la muerte del rey Carlos VI serían gobernados por el mismo monarca los reinos de Francia e Inglaterra, aunque ambos países que seguirían conservando su derecho, sus libertades, sus costumbres y sus leyes.
1469FAC6-D0C9-4D66-ADBB-674DF37DACCA Carlos VII de Francia
No todo fueron parabienes tras el Tratado de Troyes. Muchos franceses no aceptaban ser gobernados desde Londres y se agruparon en torno al delfín (el futuro Carlos VII) que retenía en su poder extensas posesiones en el centro y el sur del país. Muchos ingleses recelaban de los costes económicos y políticos de verse involucrados en los asuntos franceses. De hecho, sendos parlamentos en 1420 y 1421 negaron a Enrique V los fondos necesarios para seguir financiando sus campañas en Francia.
Enrique V y su esposa Catalina de Valois viajaron a Inglaterra, donde ella fue coronada reina en febrero de 1421 y la pareja tuvo un hijo en diciembre de ese mismo año. Enrique había dejado como representante en Francia a su hermano el duque de Clarence, pero no todo el país estaba pacificado. Seguían existiendo zonas dominadas por el delfín y otras por el duque de Borgoña. Precisamente, en un enfrentamiento con las fuerzas leales al delfín en Bougé el 22 de marzo de 1421, Clarence resultó muerto y Enrique tuvo que regresar a Francia para hacerse cargo personalmente de sus asuntos allí. Enrique pasó el invierno en un largo y complicado asedio a la ciudad de Meaux, que capituló en mayo de 1422, y Catalina se le unió en Francia dejando a su hijo en Inglaterra. Pero Enrique V había caído enfermo, probablemente de disentería, y falleció en Vincennes el 31 de agosto de 1422.
Puede ponerse en duda si el reinado de Enrique V fue un glorioso período de conquista y consolidación o si se trató de la egoísta aventura de un rey en busca de la gloria personal, que no estaba destinada a durar en el tiempo (según Roy Strong, «…de alguna forma, si Enrique V no hubiese retomado la guerra con Francia, hubiera sido un rey todavía más grande»). Pero lo que es indudable es que su reinado constituyó un período de afirmación de la identificación inglesa más allá de la gloria de Agincourt: todos los documentos oficiales de su reinado empezaron a redactarse en inglés en 1410. Las cartas del propio monarca también se escribieron en inglés, así como documentos de los gremios del país. También en el ámbito civil generalizó el uso de términos como Anglia nostra,y en el religioso, el arzobispo de Canterbury hablaba de «la Iglesia de Inglaterra».
La muerte de Enrique V supuso un vuelco absoluto a la gloriosa situación que se presentaba para los intereses ingleses. El héroe guerrero de Agincourt había sido designado heredero de la Corona francesa y se encontraba en posición de hacer realidad el sueño que ni siquiera el iniciador de la guerra de los Cien Años, Eduardo III, había creído posible: unificar bajo su mando las Coronas de Francia e Inglaterra e iniciar una nueva era para ambos países.
Su prematura muerte dejaba sin efecto todos estos ambiciosos proyectos, y el hecho de que sólo hubiera tenido tiempo de engendrar un hijo y que este ni siquiera tuviera un año cuando su padre murió, suponía un gravísimo freno en las aspiraciones inglesas sobre Francia… pero esa es otra historia, parte de ella narrada en la entrada del blog dedicada a Catalina de Valois,
Imagen| Wikimedia Commons/ Archivo del autor
Fuente| Daniel Fernández de Lis. Los Plantagenet. 

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LA LUNA / COMO OBSERVAR EL "ECLIPSE DE TRUENO"

Que será visible en América este fin de semana ...
Este 'eclipse penumbral' se podrá observar desde la mayor parte de América del Norte y del Sur, así como desde zonas del sudoeste de Europa y África, la noche de este sábado 4 al domingo 5 ...


La noche del 4 al 5 de julio, los habitantes de la mayor parte de América del Norte y del Sur, así como de zonas del sudoeste de Europa y África, podrán observar el eclipse penumbral conocido como Luna de Trueno. Este será el tercer eclipse lunar de 2020, después de la Luna del Lobo del 10 de enero y la Luna de Fresa del 5 de junio.
No obstante, el fenómeno será difícil de ver a simple vista debido a que solo el 35 % de la luna estará cubierta por la penumbra de nuestro planeta. La NASA afirmó en una actualización de eventos astronómicos para julio que "la ligera reducción en el brillo de la Luna será difícil de notar con el ojo humano".

Durante el eclipse, que llegará a su punto máximo a las 4:29 GMT del domingo, aproximadamente un tercio de la Luna llena se oscurecerá ligeramente durante unas horas a medida que nuestro satélite pase a través de la penumbra generada por la Tierra.



La Luna llena de julio fue bautizada como Luna de Trueno por las tribus nativas algonquinas de Norteamérica debido "a las frecuentes tormentas eléctricas de principios de verano", escribe la NASA. Otro nombre del fenómeno es Luna de Ciervo, que se refiere a la época cuando "las nuevas cornamentas de los ciervos salen de sus frentes".

El 5 de junio, el fenómeno conocido como Luna de Fresa dio paso al llamado corredor de eclipses, período en el que ocurren varios eclipses seguidos en un corto lapso de tiempo.

Leer el articulo completo y ver el vídeo, clic! enlace: Actualidad.rt.com / Ciencia
 
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VIETNAM 17: Hoi An II, Santuario De My Son

7 de enero de 2020 Aquella mañana nos unimos a un tour de medio día para visitar el fascinante santuario cham de My Son. Por la tarde cogimos un bus a Da Nang donde hicimos noche. Aquel día íbamos a visitar el santuario de My Son, uno de los lugares arqueológicos más fascinantes del sudeste asiático, aunque no sea muy conocido. Este santuario perteneció al reino de Champa, que dominó la mitad sur de Vietnam desde el siglo II hasta el XVIII. A diferencia de los vietnamitas, los cham eran hinduistas, y se cree que eran originarios de Borneo. Su reino llegó a ser muy poderoso hacia el siglo XI, llegando incluso a disputarle la hegemonía regional a los jemeres de Angkor. Pero su declive llegó mas tarde, y los vietnamitas (que solo habían controlado tradicionalmente la mitad norte de la actual Vietnam), empezaron a conquistar sus territorios hasta someterlos completamente. Hoy en día los cham son una de las muchas minorías de Vietnam. Y el principal yacimiento arqueológico de esta interesante civilización es el santuario de My Son.
7 de enero de 2020
Aquella mañana nos unimos a un tour de medio día para visitar el fascinante santuario cham de My Son. Por la tarde cogimos un bus a Da Nang donde hicimos noche.
Aquel día íbamos a visitar el santuario de My Son, uno de los lugares arqueológicos más fascinantes del sudeste asiático, aunque no sea muy conocido. Este santuario perteneció al reino de Champa, que dominó la mitad sur de Vietnam desde el siglo II hasta el XVIII. A diferencia de los vietnamitas, los cham eran hinduistas, y se cree que eran originarios de Borneo. Su reino llegó a ser muy poderoso hacia el siglo XI, llegando incluso a disputarle la hegemonía regional a los jemeres de Angkor. Pero su declive llegó mas tarde, y los vietnamitas (que solo habían controlado tradicionalmente la mitad norte de la actual Vietnam), empezaron a conquistar sus territorios hasta someterlos completamente. Hoy en día los cham son una de las muchas minorías de Vietnam. Y el principal yacimiento arqueológico de esta interesante civilización es el santuario de My Son. Como otros similares, este yacimiento está envuelto en un aura de misterio. Se cree que fue un lugar de ceremonias religiosas y de enterramiento de sus reyes. Por esa razón sus partes más antiguas serían del siglo IV y las más modernas del XIV. Después de abandonarse y de que la jungla lo devorase, los franceses lo redescubrieron a finales del XIX, y empezaron a reconstruirlo. Por desgracia, durante la guerra de Vietnam el Vietcong estableció una de sus bases en la zona y My Son fue devastada por los bombardeos de los EEUU. Por fortuna, algunos de los templos sobrevivieron y otros fueron reconstruidos, lo que posibilitó su inscripción en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Visitar My Son es una de las excursiones de medio día más populares de Hoi An. Se puede llegar con vehículo propio o mediante un tour. Nosotros decidimos hacerlo con esta segunda opción, y nos costó 200.000 VND por persona (unos 8 €) reservado a través de nuestro alojamiento. Había la opción de volver a Hoi An en un barco donde se servía un almuerzo (pagando un suplemento), pero nosotros preferíamos volver directamente a Hoi An y comer allí. El tour teóricamente empezaba a las 8:30 y acababa a las 13 h, y para después (a las 16 h) habíamos reservado también plaza en el bus que llevaba a Da Nang (a través del propio alojamiento). Una opción que vimos después de hacer el tour y que podría ser interesante para algún viajero es contratar un coche con conductor, y visitar My Son por la mañana y después ir a Da Nang para visitar durante la tarde las Montañas de Mármol (el principal lugar turístico de esa ciudad).
A la hora acordada un señor pasó a buscarnos para llevarnos al bus. Allí nos recibió el guía de grupo, un vietnamita muy divertido que acertadamente hacía llamarse "Mr. Funny". El trayecto debió durar mas de una hora, pero casi no nos dimos cuenta porque echamos una buena cabezadita. En My Son nos reunimos con otro autocar de turistas, así que el rebaño de nuestro guía era numeroso. Tras pasar el control de entradas (la cual estaba incluida en el tour), tenías que subirte a un buggy eléctrico para que te acercara un par de km hasta la zona del yacimiento. Allí nuestro guía nos explicó que el yacimiento de My Son está dividido en grupos separados nombrados con letras, y primero nos llevó al mas importante, el BCD, formado por tres templos. El grupo estaba compuesto por diferentes edificios hechos de ladrillo, y según el guía su técnica de construcción es todavía un misterio: usaban algún proceso desconocido para obtener unos ladrillos muy resistentes (de hecho, los originales se veían en mucho mejor estado que los de las reconstrucciones recientes), y aparentemente se unían sin mortero (hay teorías que indican que podían haber usado algún tipo de resina). El guía nos dio una explicación somera de los templos y nos dio 20 minutos para visitarlos a nuestro aire. Los grupos B y C estaban formados por una alta torre central, dedicada al dios Shiva, rodeado por otros más pequeños. Las torres eran fascinantes, estaban recubiertas con bonitos relieves y algunas esculturas desgastadas por el paso del tiempo. Algunas de las decoraciones nos recordaron mucho a las de los templos de Angkor de Camboya, de una época similar. El grupo D estaba formado por dos edificios alargados que funcionaban como salas de meditación; actualmente albergan una mini-exposición con algunas esculturas del complejo (las mas importantes están en un museo en Da Nang). Todo el complejo nos pareció fascinante y muy interesante, aunque no lo pudimos disfrutar plenamente por la gran cantidad de gente que había y el poco tiempo que nos dieron.
Grupo B de My Son
Decoraciones de la torre del grupo B
Grupo C
Torre del grupo C
Grupo D
Escultura de Shiva decapitado en el grupo D
Luego el guía nos llevó al grupo G, uno de los mejor restaurados. Frente a él hay una estela fantásticamente bien conservada escrita en sánscrito en la que se explica que el templo fue construido en el siglo XII. En la base está adornado con fantásticas máscaras de terracota de feroces "kala" (reencarnaciones de Shiva). No nos estuvimos mucho tiempo allí y fuimos rápidamente al grupo E y F, los templos más antiguos de My Son. Desgraciadamente, fueron prácticamente destruidos durante los bombardeos estadounidenses, y por toda la zona son visibles los cráteres que dejaron las bombas al explotar. Uno de los templos auxiliares del grupo E se ha reconstruido hace poco, pero el resto del grupo, incluido su torre, permanece en ruinas. Al grupo F le fue incluso algo peor, y su torre principal es un amasijo de ladrillos que han protegido con un tejado para evitar males mayores.
Grupo G
Templo restaurado del grupo E
Finalmente estuvimos aproximadamente una hora y media en el santuario de My Son, un lugar que nos encantó por la interesantísima historia que encierra y por su relativo buen estado de conservación (teniendo en cuenta por las vicisitudes que ha pasado). Las explicaciones del tour nos parecieron interesantes y el guía era muy divertido, pero también nos pareció muy masificado y que lo vimos todo muy rápido, nos hubiera gustado disponer de más tiempo para verlo con tranquilidad y también visitar algún grupo de templos más (como el grupo A, pese a que se supone que está en mal estado tiene unos relieves interesantes). Para nosotros, es una de las visitas imprescindibles de la zona, ya que es uno de los mejores lugares para conocer la antigua civilización cham.
El tour nos dejó nuevamente en Hoi An sobre las 14 h. Teníamos un par de horas hasta que saliera nuestro bus, así que buscamos un sitio para hacer un almuerzo ligero y sin prisas. Al final acabamos en el pequeño restaurante De Vuong 2, en el que pedimos unas salchichas (que resultaron ser tipo Frankfurt) y un banh xeo (una especie de crep de camarones que estaba muy aceitosa). La comida fue bastante decepcionante, y junto con una cerveza y una sidra, no salió por 300.000 VND (unos 12 €), un verdadero atraco para lo que nos sirvieron.
Nuestro almuerzo
Luego volvimos a nuestro alojamiento de Hoi An para esperar al bus de Da Nang. Cuando llegó la hora pasó a buscarnos una mini-van que pensábamos que nos llevaría hasta el bus. Pero en realidad fue aquella misma mini-van la que nos llevó a Da Nang; como suele pasar en este tipo de vehículos, el conductor era un kamikaze y a base de adelantamientos temerarios consiguió que llegáramos en bastante poco tiempo a nuestro destino. Nos dejó precisamente en el Museo de Esculturas Cham, que alberga la gran mayoría de piezas que se extrajeron de My Son. Estaba bastante lejos de nuestro alojamiento, así que buscamos un taxi. Pese al denso tráfico que había, nos resultó una tarea imposible, los pocos que había estaban ocupados. Finalmente encontramos uno que nos llevó (51.000 VND) a nuestro alojamiento, Konoha Boutique Villa. Al entrar a su vestíbulo ya vimos que era de una categoría superior de donde nos solemos alojar, lo cual quedó refrendado cuando entramos en nuestra habitación, con todo nuevísimo y muy cuco. Disponía también de una pequeña sauna y una piscina en la azotea para disfrutar de las vistas. El desayuno estaba incluido y consistía en una carta con diferentes platos calientes (que tenías que elegir el día anterior). La noche nos salió por 24 €, lo cual nos pareció una ganga por la calidad de sus instalaciones.
Nuestra habitación en Da Nang
Descansamos un rato y después salimos a cenar. Lo único malo del hotel era que, aunque estaba más o menos céntrico, estaba en una zona bastante desierta, paradójicamente casi sin gente por la calle. Decidimos ir a cenar al My Casa, un restaurante de cocina mediterránea especializada en tapas. Pedimos pasta a la boloñesa, patatas con salsa de cacahuete y pollo al estilo asiático. Las tapas nos parecieron en general justitas y algo pretenciosas (solo se salvaba el pollo), con buenas presentaciones pero sin chispa. Junto con una cerveza y un zumo, la cena nos salió por 440.000 VND (unos 17 €), una de las cenas más caras y menos satisfactorias que tuvimos en Vietnam.
Nuestra cena

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Vietnam 15-16: Hoi An I Vietnam 18: Da Nang, Montañas de Mármol

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